El mundo de los seguros puede ser enrevesado. Entre los términos técnicos, uno destaca: «asegurar a primer riesgo». Es una modalidad particular que se aplica frecuentemente en seguros de comercio. Pero, ¿qué significa y cuándo es beneficioso? Aquí te lo explicamos.
¿Qué es asegurar a primer riesgo?
Asegurar a primer riesgo implica establecer un límite máximo de indemnización, aunque sea menor que el valor total del bien. La aseguradora cubre daños hasta esa cantidad, sin aplicar la regla proporcional por infraseguro. Generalmente se emplea cuando se espera que un siniestro no exceda ese límite, especialmente en garantías de daños al continente (paredes, techos, suelos).
Ejemplo práctico
Si aseguras el continente de tu comercio a primer riesgo por 20.000 euros y surgen daños por 25.000 euros debido a una cañería rota, deberás cubrir los 5.000 euros adicionales.
¿En qué situaciones es beneficioso?
Es útil en casos como comercios en locales alquilados. Si surge un problema y el propietario no actúa rápidamente, puedes usar tu seguro para solventarlo y después, la aseguradora se encargará de contactar al propietario o su seguro. También se aplica en bienes difíciles de valorar, como arte o joyas.
Pros y contras
Asegurar a primer riesgo es, generalmente, más económico y simplifica la contratación. No requiere valoración exhaustiva de los bienes. Pero, si los daños superan el límite de la póliza, el asegurado debe cubrir la diferencia. Para propietarios de locales, puede ser mejor asegurar «a valor total», cubriendo el costo completo de reparaciones tras grandes siniestros.
En resumen, asegurar a primer riesgo es útil en ciertas circunstancias, pero puede ser insuficiente ante daños significativos. Se aconseja consultar a un agente de seguros para un asesoramiento adecuado.